Ahora toda la info de Manizales en la Sección EJE CAFETERO de...

LESBOFOBIA EN LA ESCUELA.


“Cambiar supone saber que es posible hacerlo”

(P. Freire).

Si bien el reciente plan decenal de educación plantea algunas transformaciones en la escuela, en el orden de la interlocución y la construcción de saberes a partir de las realidades de los sujetos, creo que ante acontecimientos tan desalentadores como el ocurrido en el colegio Leonardo Davinci de Manizales, donde las compañeras de las dos niñas expulsadas por lesbianas las recibieron con insultos y gritos de rechazo, pone de manifiesto una vez más, que la educación en Colombia esta en crisis y debe “pasar al Pizarrón”, pues si bien se han generado acciones en la construcción de estrategias en la competencia para el empleo, es nulo su trabajo en el reconocimiento y el respeto por las libertades personales y la autonomías individuales y por tanto un desconocimiento a las diversidades contenidas en las construcciones sociales, acciones que dejan claro que mientras no haya una reforma integral en la concepción de la educación, los planes y proyectos no serán más que ilusorios modelos pedagógicos que no cumplen el principal papel de la educación: emancipar (en el sentido integral de la palabra) al ser humano.

El problema no es de forma, como lo ha intentado presentar “Magola”, la rectora del colegio, con tantas salidas en falso estos días a los medios de comunicación, justificando su decisión en factores disciplinarios y conductuales como distractores que agudizaron más la situación y que dejaron en evidencia su actitud lesbofobica y discriminadora; el problema es de fondo, y no se pueden escudar en causales de conducta o de disciplina para amparar una decisión tan aberrante y desconocedora del libre desarrollo de la personalidad, ni en acciones tan bizantinas como las que proponía la Defensoria del Pueblo de ubicarlas en jornadas mixtas…para que no se vieran. Es del fondo, de la concepción de la educación, de la apuesta política de la formación y del reconocimiento a los estudiantes como participes y constructores desde sus inspiraciones del propio conocimiento. Por eso, si bien es necesario tomar medidas de orden jurídico y político en el caso concreto de Manizales, es urgente y revisar que proyecto de sociedad estamos construyendo en las aulas escolares y allí como interactúan los sujetos en la transformación de su propio entorno, que en este caso, deja mucho que desear ante las rechiflas y los insultos de sus compañeras, de las que se esperaba solidaridad, complicidad y colegaje.

Es claro en la sentencia benéfica de la acción de tutela, que se trata de una flagrante violación de los derechos fundamentales a la diferencia sexual, al libre desarrollo de la personalidad, y a la igualdad, derechos que tiene su caldo de cultivo en la escuela donde transcurren muchos años de nuestra vida, y por ende las grandes apropiaciones, construcciones y deconstrucciones que hacemos en el campo de la sexualidad, de la personalidad y de nuestro sentido social, por ello ante estas deficiencias, hay que intervenir la escuela para romper con la doble moral y el doble discurso que en estos asuntos se plantea y asumir con claridad y de manera propositiva las diversidades, los limites simbólicos y marcas que ponen en contraste y en conflicto las lógicas distintas de la representación social, resignificando la apropiación del saber

La nueva escuela debe construir en vez de desconocer y dejar hacer en vez de impedir a partir de la búsqueda de sujetos emancipado(a)s y decidido(a)s por una opción ética y política distinta, con una visión más humanista, libre y consciente. Donde la educación mas que batirse entre los paradigmas morales del deber ser y las posibilidades productivas del mercado responda a un modelo constructivista que propicie la comprensión de los sujetos y su papel en el mundo y para el mundo que les rodea; pues la escasa comprensión de nuestras realidades y de lo que requerimos para afirmarnos y reafirmarnos como sujetos libres y autónomos pueden traer consecuencias, en la frustración de nuestros ideales como sujetos capaces de acercarse y participar. Este trabajo no es un llamado al heroísmo, es una aclamación al reconocimiento de las libertades sexuales en el aula escolar que nos convoca y nos vuelve la mirada hacia la importancia del trabajo pedagógico para la vida y la fundamentación de sus políticas que tiene mucho que construir a partir de la diversidad sexual.


Parafraseando a Freire podríamos decir que en este sociedad moralista estamos condicionados, pero no determinados y eso nos lo demuestran las experiencias de resistencia de algunos movimientos poblacionales, sociales y políticos que aún es posible imaginar la esperanza a través de la transformación de los objetos del sistema en auténticos sujetos, en mujeres y hombres, conscientes de la validez de su presencia en el mundo, ciudadanos que asumen el libre desarrollo de su personalidad, más no de su adaptación o su simple adhesión. Pues que mejor para las estructuras morales que la inmovilización del pensamiento; por ello han mantenido con suma eficacia el control cultural de la sociedad a través de los medios de comunicación y de la educación, planteando una lucha ideológica abierta que deslegitima la acción del contrario, del diferente fluctuando entre un mensaje valorativo de falsedad de sus argumentos y enviando al medio social una alerta sobre el factor desestabilizador que significa la presencia de un actor en contraposición, de alguien que no cumple los estereotipos de la sociedad.

En este sentido, es necesaria una revisión exhaustiva desde los procesos pedagógicos de la relación dialéctica entre teoría y práctica para generar cambios sociales y políticos desde la ética de las posibilidades de la creación humana, a la luz del posicionamiento de las diversidades sexuales que han roto, o están en camino de hacerlo, con las falsas barreras de la discriminación, indagando por la esencialidad de las construcciones críticas, para proponer un conflicto mayor para el ejercicio de una democracia donde no prime los intereses de un bloque sobre los otros, sino que, desde un concepto amplio, sea una oportunidad para que las diferentes fuerzas sociales emerjan en territorios de aprendizaje que liguen la ciudadanía a la gestión de su territorio, concebido como aquel espacio socialmente construido, donde se dan las relaciones de significación y apropiación cultural.


El acto educativo debe proferir una postura ética, que a su vez redunde en un cambio colectivo, en la organización social y en la vida política. El proceso implica traer metodologías que recompongan las secuelas de la modelación y promuevan la capacidad relatora, creadora e identitaria de principios, argumentos y criterios autónomos de las mujeres y los hombres, la auto elaboración individual, sustentada en elementos que sugieren indagar acerca de la cultura política del entorno, local, regional y nacional, que permita que el sujeto, como ser libre, autónomo y deliberativo, descubra, valore, revalore y decida cuál es la sociedad que quiere construir o de - construir.


Al respecto se ha considerado que un imperativo ineludible del proceso educativo que cada uno se sienta preparado para aquello que MacLaren ha denominado la negación de la negación; es decir, que diserten y contradigan la negación que se les inflige a los oprimidos de sus espacios vitales y de sus posibilidades humanas y para ello la mediación de la educación es elemento indispensable, pues a partir de metodologías de reconocimiento constante, de retroalimentación permanente, de intercambios dialógicos entre diferentes aprendizajes, se van dotando de nuevos elementos y significados culturales y políticos que fortalecen el libre desarrollo de la personalidad.


Por tanto el cambio es urgente e inevitable, con urgencia necesitamos políticas educativas que materialicen currículos flexibles donde sea estructural la formación en el conocimiento de las diversidades sexuales, basada en el reconocimiento, respeto y promoción; por lo que el juez de la tutela favorable concluye, a partir de este caso, que es imperativo que los centros educativos promuevan y garanticen las libertades personales y sexuales de los jóvenes y esto solo se logra con procesos educativos y deliberativos. Así que llegó la hora de masificar la divulgación y la promoción de la “homofobia, lesbofobia, transfobia en la escuela” y establecer como obligatoria la cátedra de educación en la diversidad sexual, para que la irracionalidad directiva amparada en la doble moral no vuelva a vulnerar la libertad individual sustentada en los ideales del individuo.


WILSON CASTAÑEDA CASTRO

DERECHOS LGBT

No hay comentarios: